viernes, 5 de febrero de 2010

absolut




descanso después del trayecto sur. volvemos a casa para reponer fuerzas. la luz se ha ido perdiendo despacio en el trayecto y la iluminación de la calle deja ver la entrada de casas y de edificios públicos. puertas bien pulidas, pasadores gastados, entradas repintadas con esmero que parecen nuevas. un cuidado especial en mantener en buen uso los elementos cotidianos. sin cambiarlos. manejar lo nuevo con lo usado.


pasamos frente a un establecimiento de venta de licores. aislado en la esquina de la manzana, parece una mezcla de joyería blindada y antigua estación de policía. tiene muros de piedra gruesa y ventanas con barrotes y cristal reforzado. se pueden ver detrás estanterías iluminadas repletas de toda clase de alcoholes. botellería impecablemente expuesta: los mejores vodkas del país y aledaños, oporto, grappa, sherry, maltas, snapss, rones antillanos, vinos de todo el mundo alineados por origen o añada. una verdadera colección de melazas atrayente para el ojo, imposible para el bolsillo. hay vinos españoles de garcía carrión, incluso tetra brics de botellón a precios lamentables.


entramos. el lugar es más museo (o mausoleo) que tienda al por menor. comprar allí es un acto exclusivo, sacralizado o clandestino. donde el alcohol es algo más que un artículo de lujo. hay que salir con la botella oculta en una bolsa de papel marrón. igual que en las películas americanas de los tiempos de la prohibición.


No hay comentarios:

Publicar un comentario